
CABALLISTA, Respeto y Pasión por los Caballos
Actualizado: 15 jun 2020

Los caballos despiertan una pasión que podría compararse
con la emoción de un hincha al ver a su equipo favorito o a la de un melómano viendo a su banda favorita: es una sensación que llena el alma. Ver a un caballo, en una exposición, competencia o cabalgata, mostrado toda su majestuosidad y poderío puede
generar que se acelere el corazón y que falte el aliento, hasta una lágrima de orgullo puede rodar por la mejilla de un caballista al ver a un ejemplar de sangre pura, lucirse en un escenario.
Un poco de historia y de arriería
El proceso de colonización paisa fortaleció la economía
nacional e integró miles de hectáreas de tierra que habían
permanecido inexplotadas y deshabitadas, en el que las mulas
fueron el símbolo del progreso y sus protagonistas los arrieros,
hombres valientes que emprendían largos viajes a pie
acompañados de su “recua” o grupo de mulas, para llevar
productos de un lado a otro, atravesando las montañas y
dejándonos la herencia de ser emprendedores y luchadores.
De otro lado este proceso se llevó a cabo por familias, que
trabajaban sus propias tierras, dando origen a un nuevo tipo
de sociedad en el occidente colombiano que, a diferencia del
resto del país, donde predominaban los latifundios y las
haciendas agrícolas, aquí predominaba la mediana
propiedad campesina y familiar.
Esto fortaleció la relación de las familias, dueñas de la tierra,
con sus cosechas y sus animales y si bien es cierto que todas
las referencias históricas ponen a la mula como protagonista
de esta colonización, el caballo también estuvo presente y
representa un pilar de nuestra historia.
Cultura Caballista
Un caballista según el diccionario es una “persona aficionada a
los caballos y que monta bien” descripción que se queda corta
cuando de hablar de la cultura caballista se trata y es que el
amor por los caballos llegó a nuestras tierras traído por los
españoles y data de los tiempos ancestrales. Era tanto el valor
de los equinos que en la época de la Conquista su importancia
fue hasta superior a la de los mismos hombres: “porque en
semejantes tiempos en tanto se tiene la vida de un caballo
como la de seis españoles” (Sardela en Tovar, 1993: 309-310).
Amor puro
La relación de los humanos con los caballos siempre ha sido
cercana. Aunque no se ha considerado un animal de compañía,
para vivir en la misma casa, siempre ha sido tratado con gran
familiaridad y afecto.
Con el paso del tiempo la unión caballo – hombre pasó de ser
una relación de trabajo a convertirse en una pasión. Luego de
ser únicamente una relación de trabajo nacieron las
cabalgatas por diversión, comenzó la crianza profesional de
caballos, llegaron las competencias con todas sus clases y
variables; y el cuidado del animal se convirtió en una profesión.
Ser caballista se lleva en el corazón. Es una pasión que se lleva
en la sangre y que está cargada de amor, compromiso y
respeto por los ejemplares y por el gremio.
Ser caballista es amar a los caballos con alma, vida y sombrero.